Dicen que en la década de los 50, un grupo de médicos de un hospital de Mendoza,recetaba jarabes para lo tos. Y una vez, uno de los pacientes, tosió y largó el hígado. Va!...fue un pedazo de hígado, si, pero que había comido. Ja!. (Ahí no más se lo dieron a un gato que pasaba por el hospital).
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