Voy a entregar un producto de cosméticos. Llego a la casa de la señora Ana, en el barrio San Martín, y en la puerta está un hombre regordete, de barbita, sentado.
--¿Está la señora?..
.--Si,¿Qué necesita?,
--Vengo a entregarle esto.(lo muestro) que me pidió.
--Ah...estoy por empezar a trabajar, pero no sé como hacer para que se me vayan las ganas...
--Jaa!,,,
--Tendría que haber algún tónico para que se le vaya a uno las ganas...
---Ja!.
--Como dijo un tipo a otro--¿Ya encontraste trabajo?--Si, pero lo devolví..!...
--Jaa!.
Me seguía riendo. Un tipo simpático.
.-.Igual que el santiagueño que le dice a otro santiagueño--¿Qué esas haciendo?--Nada..--Bueno, pues yo te ayudo!.
--Jaa!!
--O el otro santiagueño que se le incediaba la casa. Gritaba a todo el mundo desesperado. Entonces,viene otro y se acerca para ver qué pasa. Pasa la medianera, y ve que hay sólo humor, mucho humo.Y le pregunta--¿Es un incendio?.--No, es que estoy haciendo un asado a la llama!...--Bueno,entonces, cuando lo tengas listo..¡llamáme!....
Y asi, estuvo unos minutos contando chistes. Me paga la señora Ana,y le digo;:
.-.Adiós, amigo. Y siga siempre con su humor.
Le doy la mano, y cuando me voy yendo me grita:
--¡Vaya con cuidado porque no hay repuestos!..
Aunque usted no lo crea. De Ripley. En la dimensión desconocida y descocida.
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