Tocan la puerta. Abro.
Es Camila, la vecina, con unos lentes ahumados, como los que uso yo, últimamente, por mis problemas en la vista. Me dice:
--Disculpame. Vos no tendrías plata prestada, y te la devuelvo esta noche,porque me han cortado la luz?
--No, no.
--Bueno, no te preocupes.
Y se va.
Después pienso: "no, no me preocupo.Mejor preocupate vos por tener al día, el servicio de corriente".
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