Salgo de la Biblioteca San Martín, y veo a una linda rubia, en la entrada de la misma. Le pregunto:
--¿Me dices la hora?
--No, no tengo.
--Bueno, al menos dame tu número de teléfono.
Sonrie, pícaramente, y mete la mano en el bolsillo. Pienso "uy..me da su número!"...
Toma con su mano, el celular, se fija, bien, toca algo, y me contesta:
--Son las diez y media.
¿No es fino, señora?.
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