Con mi amigo, Juan, ibamos a un parral, y siempre nos fumábamos unb cigarrillo para conversar un rato, antes de ir a nuestros trabajos. Y eramos muy compañeros; siempre me decia "amo a los jilgueros".
Pues bien, un día murió. Yo en una tarde, sin él, ya, me fui al parral,y me predí un cigarrillo.Miro hacia el horizonte, y lo recordaba.Recordaba a Juan. En eso, ¿que veo?...que se balancea hacia mi un jilguero . Y dio unas vueltas, sobre mi.¡Era el alma de Juan!
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