Nos encontrábamos con Marisa, mi compañera de vida, en el césped de la plaza del Barrio Cano. Hacíamos un pic nic. De esos de los años 70. Muy lindo. Con gaseosa coca cola, y sandwiches. Jugábamos a las cartas. En eso, veo como -desde el ángulo donde estaba a mi lado, Marisa- veo que ella, se retira y hace una mueca. Arremete un perro desde el otro acostado. Muy inquieto, mete el hozico en el taperwere, de los sandwiches. ¡Se agarra o sirve uno entero! Que hdp. Jaaa....Se lo morfa todo. Mastica, y ninguno de los dos, atinamos a nada. Pudo enojarse el cabrón. Y enseguida, cuando el dueño lo busca con la correa, guardamos el recipiente, a para que no continue con los otos cinco alimentos. ¡Casi me quedo sin comida para la noche!. El pibe nos dice:
---¿Quiere que les compre otro sandwich?
--No. No te hagas problema. Sólo que casi quedo sin vianda. Jaaa....
El tipito peludo, se morfó el sandwich!...Jaaa...
Le digo a Marisa:
--Si lo invito esta noche a mi casa, se come los otros cuatro que me quedan...jaaaa...
¿No es fino, señora?...jaaaa
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