Resulta que se cuenta en las historias de Mendoza de antaño, que en 1950, había llegado hasta un potrero de un campo, un grupo de hinchas a alentar un club de fútbol de barrio. En el camino hacia la cancha,se descarga una tormenta muy grande. Uno de los hinchas, que oficiaría de árbitro,y que iba en el camión, quedó desmayadado luego de que le cae un rayo. ¡Todos quedaron perplejos ante la caida del rayo a Juan, el susodicho árbitro!. Los demás, quedaron medio atontados, y se cayeron del camión. Les hicieron algun restablecimiento, ya que justo en el vehiculo viajaban dos médicos, con algunos elementos, ya que solían llevarlos para atender a presuntos accidentados en el partido. Juan queda bien, pero al llegar a la cancha, y participar de referí, cuando esta por tocar el silbato...¡zaz!, le sale de la boca un arco voltaico, y queda de nuevo tirado en el piso. Se recuperó, y desde ese día, le llamaron el hombre eléctrico. Pasaron cuatro años, y ¿donde se empleó?. En la compañía-de aquellos años- Mendoza, de Electricidad Domiciliaria. Ja!.
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