Digamos, sí. Salí al supermercado. Me compré todo lo que puede resultar bueno, para un buen desayuno. Galletas, queso, leche, café...etc...Escuché buena música. Roxette. Con tareas domésticas, como las que suelo hacer, pero otras que no había hecho.
En el super, voy a la caja y un joven que está en la fila, lleva dos tortas grandes, de chocolate, adornadas, muy pintorescas. Entonces yo le digo:
--¿Algún cumpleaños?.
Me sonrie y asiente.
--Si--
Después me voy con mi mercaderia, para mi departamento. Luego del desayuno, sigo leyendo "Rebelión en la Granja", de Orwell.
Al almuerzo, me junto con mis padres, mi hermana y Oscar-tocayo- un amigo de toda la familia, de cuarenta años. Increíble. Mis padres lo vieron crecer. Simpático, culto.
La pasamos muy bien, hablando de viajes, de Chile, el problema con las avalanchas en la cordillera, El Calafate, los bellos lugares que hay en Argentina, en fin, muy linda charla. Y también, de familias y personas queridas. Un momento zen. Un regreso al pasado, con recuerdos agradables. Y la sonrisa de mis padres, de mi hermana, de él y la mia. Agradezco esta comida, -con fideos al tuco, muy ricos, de la patrona de la casa- y espero que cada tanto esto se siga repitiendo.
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