Luego de hacer unas texturas, y leer algo de astronomía, en un libro, me dispongo a salir a caminar hasta el barrio San Martín. Son las 6 de la tarde. Paso por el puente. Veo en el cauce, con muy poca agua, unos teros que huzmean. Y algunos gorriones. De vuelta, cuando hice unas diez cuadras, mas o menos, voy por una vereda. A mi costado, hay una gorda con amplio escote, y vestida con piel de leopardo, muy atractiva, hincada, pintando algo. Le digo;
--¡Qué pinta!...
Levanta la vista, y con el pincel en la mano me contesta:
--¿Cómo dice?...
--¿Qué pinta?...
--Una verja, amigo...¿no ve?...
--Ahh...si....buenas tardes...
Jaaaa!!!
Llego a mi casa, silbando un tango, y cantando bajito. Aunque usted no lo crea. De Ripley. En la dimensión desconocida.
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