Me dispongo a caminar por un rato. Tomo la calle Los Aromos de mi barrio y hacia el norte. En unos minutos, llego hasta el zanjón de Los Ciruelos. En un costado, me quedo mirando. Antes he visto el pedemonte, con las montañas al fondo. Hay sol radiante. Esta visión la hago en la entrada al barrio San Martín, que se encuentra detrás del mio, el Cano. Sigo caminando para mirar el cauce del zanjón. Tiene allí unos cinco metros de profundidad, y de ancho, unos 20. Al lado en el codo de la calle Boulogne sur mer, hay una casa. Caños que atraviesan por arriba el canal. Y un par de afluentes, con piso de cemento. Hay poca agua; más bien, resto de basura(no tanta) y algunas rocas. Los paredones son de cemento con algunos graffitis. Sigo bordeando el cauce, y entro en el barrio San Martin, desde el sector norte. Voy por una calle. Hay un renault doce estacionado. Otro auto importado. Y en una casa una chica,.como de 16 años, hablando con otra, desde atrás de una reja. Un cartel dice "Se venden Pollos". Yo me pregunto:
"¿Y tendrá listo el pavito,la nena, también"?. Jaa!. Al pasar una cuadra, me detengo. Vuelvo sobre mis pasos:
---Disculpenmé....¿el pollo hay que pedirlo un día antes?.
--Si, pero es mi papá el que vende. Y ahora no está.
---Bueno. ¿Y a cuánto?.
--Creo que a 50 pesos, un pollo entero..
--Ya sé para alguna vez. Gracias!
Sigo caminando. Hay algunos perros durmiendo la siesta. No se ven en el barrio, casas con primer piso. Bordeo todavia el zanjón, que es ahora más ancho(o me parece); de unos cincuenta metros y una profundidad mayor. De unos diez metros. Sigue con poca agua. Casi nada. Llego a una rotonda, para meterme en un puente que me lleva al barrio Cano. Hay mucho sol,todavia. Sin nubes. Basura en el canal, poca. Siempre las bolsas de plástico. Cómo me gustaria hacre la guerra al plástico. Tan dañino que es. No estaría mal ir a San Martin(mi ciudad de origen) para unirme a una cruzada contra el plástico. Son un grupo que hace tareas de limpieza. Veré. No estaria nada mal.
Voy llegando a mi barrio, y justo de nuevo,por la calle Los Aromos, pero por el oeste. Había salido por el norte. Retorno desde el barrio San Martín. Al pasar por una calle, veo a unos empleados de Supercanal, que están poniendo unos cables. Uno le sostiene la escalera. Le digo:
--¡Ojalá que no tiemble, eh!.
Me mira y sonrie.
Llego a mi monoblock. Entro a mi casa. Aqui estoy con las teclas. Aunque usted no lo crea. De ripley. En la dimensión desconocida, y cosida con hilos de oro y plata. Muy bellos y largos. Como a mi me gusta. Tejiendo realidades y sueños.
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