Tomo el micro a la unc, a la facultad de Filosofía y Letras. Y llego al buffet, donde está la joven amiga, que me habla de su vida un poco, y le pido una gaseosa con una medialuna. Hago tiempo, y después entro a la clase. Llego y estan por entrar. Al sentarme, le pido unos mates a dos alumnas. Les comento algo. Me saludan, y una da su nombre. Después, llega una mujer con un hombre. Me les acerco y pregunto:
--¿Quién es la profesora?...
Estuvo bueno, ya que el otro era hombre. Ja!.
Me mira y le digo:
--Soy oyente y voy a presenciar la clase.
Comienza a hablar sobre parciales,y otras yerbas, cosa que por cierto, no me interesa. Para empezar a hacer un repaso del siglo XIX, con la economía, sociedad y política de esa época. Conservadurismo, nacionalismo y liberalismo. Revolución francesa, como precedente. Asi, comento algo sobre el estado de derecho.La profesora hace algún chiste; dijo que no quiere ser como Violencia Rivas, debido a las equivocaciones garrafales, que tienen los alumnos. Hace mención de Peter Capusotto. Me rio y se rien.
A la hora, me voy. Ya está mi cuota de hoy, desde lo intelectual.
Tomo el micro. Veo que tiene -otra vez- vidrios rotos. Alerto a dos tipos que se sientan sin darse cuenta. Igual, les digo,pero siguen ahi, como si nada. Total, si se lastiman paga el hospital...¿no?...No se dan cuenta ni de eso. Pero me acerco al coductor y no sólo le advierto de los vidrios de los asientos, sino de la puerta de bajada del micro, la cual también esta trizada a la altura de las piernas de las personas. Si la abre, puede romperse, y ¿quien paga?...Nadie. Y las vaquitas son ajenas, y las penas de la gente. Asi está la política del transporte. Años y años igual. No hay mantenimiento, pero los boletos suben. Encima los transportes son viejos y casi totalmente obsoletos en lo relacionado a motores, parantes, chapas....etc...Si los compran en el exterior, como los troles, tienen piolas de llamado, de los años 70. Para colmo, se rompen cada dos por tres. Y son peligrosos, ya que las chapas no tienen tampoco mantenimietno. Los micros no difieren mucho en todo esto tampoco.
Llego a mi departamento. Entrego el catálogo a una vecina. Escribo todo esto. Aunque ustedes lo sigan no creyendo. De ripley. En la dimensión de Boris Carloff. Pero cosida con hilos de oro y plata.
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