Me pasó a buscar mi nuevo vecino y amigo, Carlos. Tenía que dar una conferencia sobre Anton Chéjov, y nos ibamos en el trole. Conversamos en el transporte.
---¿Cómo anduvo tu ida a ver el cielo?.
---Muy buena. Me siento re-bien; como en nubes de algodón. Hace bien ver las estrellas.
--Si, no. Te la vas a ingeniar para ver en tu telescopio...
--Y...si. Hay que adecuarse al aparato. Pero me resulta excitante estar atento a hacerlo, y comenzar a ver en mi soñado tele...
Después hablamos del transporte. Y de su profesión de médico. Su familia. Su ex-mujer y sus padres. Le conté de cuando choqué el auto, en la adolescencia, y algunas cosas más. Como de la idea de aprender un idioma. Me dijo que me enseñaría inglés, ya que habla el idioma.
Al llegar entramos al lugar que es un instituto donde se enseñan varias cosas, se dan conferencias culturales, etc.
Empieza a dar la charla que la acompañó con unas fotos de computadora. Después de hablar de Anton Chéjov, tomamos algo todos, que eramos unos diez. Leyó una obra de teatro del autor ruso, de tinte humorístico. Hablé con Alberto, un amigo de Carlos. Muy simpático. Nos fuimos a tomar el trole Carlos, Alberto, otro amigo de ellos, y yo. ¡No pasaba más el trole!. Este transporte anda como el culo. Se había roto el trole, y al cabo de varios minutos, vino un micro. Alberto me contaba su adicción al cigarrillo. Me dice:
--Yo tengo 74 años...vos, 54...¡como me gustaría tener veinte años menos!
--¡A mi también!
Contesto yo. Jaa!.
Así pasó la última parte de la tarde. Con mi nuevo amigo Carlos dando una charla sobre el médico y escritor ruso. Para llegar a mi departamento y comer pollos con papas. Chatear con unas dos amigas. Y ahora espero hacer un videochat con ella. Aunque usted no lo crea. De Ripley. En la dimensión desconocida y descocida con hilos de oro y plata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario