Después de comer, y despedir a Elsa, la amiga porteña, me dispuse a ir a caminar al barrio San Martin nuevamente. Cuando voy por la calle de salida de mi barrio, veo una disputa entre dos hombres. Uno lo tocaba al otro, como empujándole, y decia algo asi como:
--¡Vos a mi me pagas lo que me debes, eh!
Desde la entrada del edificio una mujer mayor gritaba a uno de ellos:
---Dejalo...¡no le hagas nada!...
El otro contestaba:
--¡Yo te voy a decir cuántos pares son dos botas!
Yo paso cerca y digo:
---No se hagan problema, muchachos. Y ahora que me lo dicen me saco las zapatillas( "las botas") para ver si tengo alguna piedrita.
Uno de los tipos, luego de recibir los manotazos, y hablar con el otro, me sigue más atrás, luego de yo, haber pasado. Se prende un cigarrillo para acotarme:
--Si...ese h. de p...me quería hacer pagar. Pero le tiré unos mangos....¿de dónde es usted?..
--De la otra cuadra.
Se para en una esquina, me saluda y vuelve a preguntarme:
--¿Dónde se toma aqui el micro?..
--Mire allá(y señalo) tiene la parada.
--Gracias!. Pase una buena tarde.
Yo lo saludo y pienso "no tanto como la suya, pero que al final no terminó tan mal porque no le pegaron"
Entro al barrio San Martin. Se ve el paisaje. La cita que transcribí ayer, es del padre Llorens.
Ahora voy más allá de la plazoleta, por el sector oeste, al frente, por la avenida que siguen los micros. Después del puente sobre el zanjón De los Ciruelos. Cuando voy por un lugar, veo a un tipo de anchos bigotes color ceniza de digarrillo, que se encuentra sentado con varios aparatos alrededor.
--¿Usted arregla electrodomésticos?..
--¿Se le rompió algo?.
--No, es porque me gustaria que me regalara algo pequeño que no use. Que sea chatarra, porque me gusta desoldar y soldar como entretenimiento y para usar mis manos. ¿No tendria alguna cosa?.
--No, ahora no.
--¿Mañana puede ser y como a esta hora?.
---Bueno. Véngase.
--Gracias!
Me voy con la idea de que me de algo mañana. Veremos. Estoy de nuevo desoldando componentes de radios, televisores, etc...y no estaria mal un electrodoméstico.
Camino unas cinco o seis cuadras más. Luego retorno sobre mis pasos. Hago unas 20 cuadras, ida y vuelta.
Llego a mi departamento, y me acuesto a descansar la siesta. Aunque usted no lo crea. De ripley. En la dimensión desconocida.
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