Paso la tarde de manera linda. Agradable. Leo, en la siesta algo de telescopía, astronomia. Y también chateo con una amiga, en facebook. Mas tarde me hago una caminata por el barrio Cano. La hago en "en ese".De manera sinuosa, digo. De sur a norte; de norte a sur. Voy por los monoblock, pensando " ahora estoy solo. Pero aquí estoy con mi familia. En este barrio, y ¿quien lo diría?...sin mi mujer. Sin embargo, tengo hechos concretos y proyectos. Y deseo seguir haciendo cosas"...Luego me voy a lo de mi hermana. Ahí paso por el escanner de la computadora de ella, unas ocho fotos del Parque. Mi querido Parque San Martin. Al que le he dedicado horas y horas, en estos últimos cuatro meses. Al llegar a mi departamento, y después de -también- conversar con Viviana, me dispongo a tomar la mediatarde. Lo hago con galletas, y con música, como corresponde a un tipo con alegría. Nunca falta la música. El rock, Shakira, Duran Duran, y una saga muy buena de intérpretes.
En un momento me llaman por teléfono:
--Hola?..--
-.Si, habla Martina..jaaa"
--¿Quién?.
-.Martina...vos me conoces....
--No, estas equivocada...¿que Martina?..
--¿Estas rascándote los huevos?...jaaa!
Le corto. Una tonta adolescente, pero no esta mal que después de todo, se haya divertido. ¿No?...
Después siento un ruido como a un golpe de un instrumento musical de percusión. Salgo a la entrada del monoblock, y es una nena que golpea una botella de gaseosa vacia, y hacia un ruido como a tambor.
--Ah...eras vos...creí que era un tamborcito...
--No, yo golpeaba en esta botella--.
Y me muestra cómo.
Entro a mi depto, y escribo todo este reporte, este informe, este relato. Aunque usted no lo crea, todos los días algo nuevo. En la dimensión desconocida y descocida.
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