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viernes, 18 de enero de 2013

A LA NOCHE PICADITA...

Me baño, y veo los astros en mi computadora. En eso suena el teléfono. Es Lola, mi amiga. Me invita a cenar. Quedamos que nos encontramos en San Juan  y Catamarca. En la galería Tonsa.  Llego primero yo, luego ella. Y ahi no más, desidimos comer algo en una pizzeria. Unos vasos de gaseosa y lechuga con tomate. Una ensalada, y mucha charla. Un buen rato. Pero antes pasa esto: yo estoy enfrente de un salón de ajedrez, esperando a Lola. Y asomo la cabeza en el lugar, y digo:
---Un buen chiste, para ustedes...estoy aqui, esperando una Dama.--
Ninguno de los tres o cuatro hombres que estaban en el local, dijo absolutamente nada. Qué pena. Qué lástima. Yo jugando a esta ciencia tan hermosa, me hubiera reido a mares. Son grandes, con el alma arrugada

Comemos y -como ya dije- nos conversamos todo. Luego toma el micro. Se va. Yo quedo solo. A una linda morocha le espeto:
---¿No querés tomar un café conmigo?--
Me mra, y contesta:
--Podrias ser mi papá--
Y contesto sin pensar, y no sé porque:
--Gracias--
Está bien, pero quizas se hubiese reido. No le pedía que accediera, ni que se acueste conmigo. Otra pena. ¿Yo soy el extraño, el raro?...No, amigos. El mundo tiene hastío. Tiene lástima. Tiene sin sentido.
Asi estan las cosas.  Me fui caminando por la calle. Y hago otro sketch. Pasa una morocha, me le acerco y espeto:
---¿No sos Romina?...
---No, me ha confundido--
--Si, perdón--
Y tomo el bendito trole. Llego a mi departamento  Sigo audáz. Vivo.Lindo.Pero a veces, preguntando "¿qué le pasa al muindo?....¿por qué hay tanta tristeza, tanta amargura?.". Y,claro, nadie sabe qué hacer. Nadie acierta a cambiar nada.

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