Camino con mi mochila, prismáticos, y un par de libros, las doce cuadras que me separan del Parque San Martín. Llego, y me siento en un banco del predio. No estoy con ganas de hacer teatro callejero. Más bien, observo y leo el libro de Márquez, "Crónica de una muerte anunciada", y el de Osho "Alegria". Luego, me voy a comprar una gaseosa de naranja, a un kiosco del hermoso lugar.Siguen estando las arboledas, con algunos grupos de personas, en este sábado santo. En el banco, le pregunto la hora a una perejita de novios o enamorados. Después tomo un helado. Un palito bombón helado. Veo con mis binoculares los árboles, con palomas. Saludo a algunas féminas. Y también las observo con prismáticos.¿Por qué, no?. No hago mal. Al contrario, al notar que las veo pasar con sus rólex, se deben sentir halagas. Son bonitas. Las mujeres siempre lo son. En un momento veo de nuevo, a la parejita.
Ahora leo el libro de Osho. Y miro con mis binoculares. Al cabo de unos 45 minutos o una hora, me vuelvo a mi departamento. Cuando agarro viaje, noto que están saliendo del parque, ellos dos, el matrimonio, los jóvenes. Los vi tres veces, en una hora. Estaban por el predio,dando vueltas. Aunque no hablé les deseo ¡Felices Pascuas!. Solo con la intención, y notar que ellos, o sus almas, estaban como yo, compartiendo una tarde de sol. En el Parque San Martin. Ah...pasó una chica con un perro.
--¿Como se llama?
--Shalin..(o algo parecido)-.
---¿De qué raza es?.
---Labrador..--
Como siempre, animales en el predio. Y con las mujeres, casi siempre. Ellas son amigas de los perros, eh. Muy amigas. De los gatos, y de los caballos. Aman la naturaleza. Pero a veces, no se las entiende. Muchas veces, diría yo. Aunque usted no lo crea. De ripley. Y en la dimensión desconocida.
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