Me levanto y escribo en la red. En el blog de HUMOR. Y leo algunas cosas. Escucho música. Veo con mis prismáticos, las aves del barrio. Veo varias palomas y otros pájaros, yendo y viniendo. Leo el libro de geología. Luego me voy al departamento de mis padres para hacerles una diligencia. Me encuentro con mi hermana. Había llevado los binoculares. Le cuento a ella cómo fue mi día de ayer. Después camino hasta mi departamento-que siempre se encuentra a una cuadra y media del de mis padres- para volver a leer y tomar el desayuno. Estoy leyendo y en eso, escucho un murmullo detrás de la puerta de entrada a mi depto, además, de un ruido. Salgo. Veo que el dibujo de los gansos salvajes, que pegué en la puerta, dibujados con mucho amor, están manchados con aerosol blanco. Me voy y alcanzo a ver al vecinito del segundo piso, que está escondido con otra nena, en la entrada del monoblock de al lado. Está colorado de verguenza. Lo veo con el aerosol.
--¿Qué hiciste?. Veni...
Le digo.
Viene con la nena. Y lo hago entrar de nuevo a mi entrada. Lo pongo frente al dibujo manchado, y le traigo un trapo.
--Limpía esto. Yo lo hago con amor al dibujo. A vos te aprecio al igual que a tu familia. Que sea la última vez.
--Perdone. Se me escapó. Fue sin querer..Se puso en la puerta y salpiqué el dibujo.-
Puede ser. Ahora que lo pienso. Pero lo hice limpiar. No tiene que escaparse. Eso debe aprender. A hacerse cargo. Asi va a mejorar su futuro. El error se asume, desde chico. Si no, será político o militar. Tiene 11 años. Debe saber que no hay que ser cobarde. Desde chico, eh. Para que sea un hombre de bien. Un ser humano completo. Y asi, otra cosa más, en esta saga de mi vida. Aunque usted no lo crea. De ripley. Y en la dimensión desconocida.
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