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miércoles, 23 de abril de 2014

HISTORIA DE POTREROS.

Durante los años 1968 mas o menos, y el año 1985, y como buen varón, además de argentino, jugué mucho a la pelota. Al fútbol. ¡El fobal! ¡Cuántos dolores de cabeza para las madres!.¿no?. Porque los pibes se iban sin avisar a jugar a la pelota, hasta la noche. Uno, amigo de aquellos años, tenía que tomar la famosa leche de las mediatardes, pero el pibito agarraba la taza,  y la tiraba. Decia luego:
--Ya la tomé,mamá!. 
Jaa!. Asi era la pasión por el fobal. 
Empezábamos a las 3 de la tarde, y no parábamos hasta las 9 de la noche, en verano, con el crepúsculo. Lo hacíamos en la famosa "cancha de la iglesia", ubicada detrás de un templo católico. Del cura, Alvárez.  Otras veces, jugábamos en el patio de la casa de Osvaldito. En otra oportunidad, -y luego de que el padre de Osvaldo, construyó en el patio- lo empezamos a hacer en una explanada, donde se iba a instalar un templo mormón. Se hizo ahí un campeonato. Siempre Ricardo y yo, eramos, junto a Quique y Riziero, los que mejor jugábamos. Por cierto, me acuerdo de ellos,pero hubieron otros buenos también. 
Eran partidos memorables. Yo era muy buen cabeceador. Solía jugar de 9. Como J.J,.López, o como Daniel Onega, el que me gustaba cuando era chico. Era y soy de River Plate. ¡Si habré gozado y sufrido con el millonario!. Haciamos el pare-none, o la pisadita, para ver quien elegía los muchachos. Se formaban asi, unos partidazos. 
En 1981, me requerían mucho porque estaba jugando muy bien. Tenia 22 años. Eran tiempos aciagos, eh. Pero yo disfrutaba el fútbol. Lo hacia con gusto. Y con él, todos los muchachos que en aquellos años, estábamos a nuestras anchas con el fobal. ¡Qué hermoso deporte!. Jamás habrá otro. 

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