Un día estaba vendiendo no sé qué cosa.Algún pañal, o trapo de piso....que se yo....Entro a la casa de Maria. Una chica que conocía de vista, y la madre me hace entrar.
--Buenas tarde, señora...yo vendo no sé que cosa....
--Buenas tarde, pase...
Entro y empiezo a mirar. No había ojo pa verla. No sólo a la Maria, claro,que ese es otro tema...¡La casa!....Faltaban señales de tránsito....Subia y baja los escalones. Faltaba el garita. Miro, y hay: una cocina, un living...como para que jueguen a la mancha tres o cuatro leones...! Miro a otro lado. Otro lugar de estar. Parecía la pista de baile de The New York City, ese boliche que hay. Me fijo en la cocina. Me voy a sentar. Un gato de angora....Y lo miro como con recelo..."No vaya a hacer que me agarre las que te dije, y pierda las ganas de vender".....
-.-Señora.. el gato .¿es de verdad?...o es de porcelana?....(Después pensé que le podía haber preguntado si también la casa era de verdad, ja!).,
Estaba petrificado. Parecia de taxidermia. Me mira. Lo miro. Nos miramos No le doy la mano. Que se cree. Y me siento.Maria estaba con un joven. Hablamos. Yo miraba la casa:
--¿Esta casa debe valer lo que todo el barrio de Núñez?
Ella se rie. No sé si le vendi, pero que conocí una casa de película, eso se los aseguro.
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