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sábado, 3 de noviembre de 2012

AQUEL CASI DESCARRILAMIENTO DEL TREN...

Viajaba hacia la ciudad de Chivilcoy, en la provincia de Buenos Aires. Julio de 1978. Iba en tren. Claro, todavía no había llegado el turco Menem, a hacerlos desaparecer. El motivo de mi visita a esa ciudad era que vería a mi amigo de aquel año, Armando Zandanel, hoy profesor de física, matemáticas y astronomía. Y como me había embarcado junto a él, y varios más, en la investigación científica y del fenómeno ovni, lo vería por una semana, para compartir distintas experiencias y lecturas sobre estas temáticas. Mientras  yo junto a varios jóvenes de la ciudad de San Martín, estabamos en el CICEM(Centro de Investigaciones Científicas y Espaciales -Filial Mendoza- ) del grupo CICECH(Centro Investigaciones Científicas y Espaciales de Chivilcoy) que estaba presidido por Armando. Entonces, yo viajaba lo más campante con mi tren. Cuando en la noche-.tipo doce o una de la mañana- empiezo a sentir-mi vagón- que se tambaleaba más y más, y los pasajeros que ibamos en él, nos mirábamos extrañados, ya que no había ningun tipo de alerta o gritos en otros vagones. El zarandeo se agigantaba más y mas....Yo me paro.
--¿Qué pasa, muchachos?.--
-Dice uno que dormía;
--Nada.,..estoy contando ovejas y parece que están desbocadas...déjenme dormir...--
Se paran otros mas. Pero ya no nos manteníamos en pie. En eso -por esa gracia de Dios- entra al vagón un guarda. El tipo se percata que en el vagón nuestro pasa algo. Se pone blanco, y se retira a un sitio de entre vagon y vagón, y tira de una soga para detener el tren como urgencia.....
---Jiiiiiii!!!!!!...fuytt!!!!---
Se detiene. Yo me bajo y como neto investigador, y curioso-como que viajaba por un tema similar- urgo debajo del vagón. Y ¿qué noto?...Un eje como de un metro, colgando y oblicuo, ....a punto de pararse en 90 grados, como, y para la velocidad del tren-.unos 90 kms por hora.- yo no estuviera hoy contando esto. Vinieron los mecánicos y uno de ellos me dice ante mis preguntas:
---Y ...mire...si van más rápido, el vagón se para y todos quedan prensados como pescado en lata de sardina...---
Tragué saliva. Luego de ocho horas, en que el vagón es trasladado a otro lugar, y el resto del tren acomodado en otra via, partimos y llego a la ciudad de Chvilcoy, donde me esperaban Armando y Pancho Rizzi, preguntando cómo la pasé, ya que se había informado de un incidente en la formación.
Y les digo:
---Casi no llego, muchachos....casi  pude estar en la puerta de San Pedro--
Entonces, me dice Pancho:
---Vení, Oscar....tomémonos unos vinos--
Y Armando sonreía mientras me comentaba:
---Y el rubiecito ese....¿cómo se llamaba?...--
...Ah...Hector Blanco.,..simpatico y culto-.-
Con el querido Armando hacíamos mención  de sus últimas visitas a San Martín,donde conoció a una decena de queridos colegas de aquellos años, en la travesia de la ciencia y los ovnis....

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