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viernes, 15 de marzo de 2013

A LA TARDE, UN POCO MAS DE VENTAS...

Mientras miraba por la ventana, y no veía a Tito, que se marchó, se fue, -mi gato amarillo- pensé en ir a ver a la clienta de la sexta sección, por  el catálogo. Fui a ver si me tenía algún  pedido. Llego y hay gente en el negocio. Y ella, la vendedora, mi clienta, estaba por bajar unas pesadas bolsas de un estante,de comida para animales, para perros y gatos.  Entonces, le ayudo a bajarlas.  Se las bajo. Me agradece. La gente que pedía las bolsas dice:
--Tienes acá un hombre--
Yo sonrio. La Marcela, tal es su nombre, agradece la deferencia. Estoy para eso: para servir. Si todos hiciéramos lo mismo, el mundo andaría mejor. Por lo menos, -es cierto- somos muchos. Pero esos o éstos que hacen algo por los demás, revientan muchas veces lo hecho, con gestos, hechos y mentiras, las cuales hacen peor las cosas. ¿Por qué no somos totalmente buenos y completos?. Me temo que alguno levanta-como dice Narosky- un vidrio cortado de la arena de la playa, pero luego, toma un cuchillo y se lo clava a otro por la espalda. No creo sin embargo, que haya que ser totalmente bueno. Yo, sin ir más lejos, reconozco que, puteo a mis padres a veces, cuando no se lo merecen. ¿Es que somos inbéciles y buenos a la vez? . Sé que no es para tanto en mi vida. Pero reconozco que todos tenemos algún muerto en el placard. Sólo suplico que lo reconozcamos. Es el primer paso hacia la sabiduría. No sé es sabio, si no sé sabe uno antes, tonto e ignorante.
Luego de este gesto mio, me dice Marcela:
---Todavía no he visto el catálogo. Mañana te pido algo. Veni a buscarlo a la mañana.
Le agradezco y me voy contento. Sé que Marcela me compra algo.
Voy a mi casa, sabiendo que tendré un cosmético. Y ¿saben?. Esto es por haber esperado a Marcela, por lo menos cuatro meses. Vine hace ese tiempo, y  no me pidió nada. Fue en un momento dificil, porque me estaba separando de Marisa. Pedía vender algo. A gritos. Y no pasó nada. Entonces, ahora pude demostrarle  a Dios que tengo las pilas  para levantar dos bolsas pesadas,  sin saber si ella, me pedía o no un producto. Como respuesta-siempre nos responde, Dios - mañana Marcela me pide algo. Le digo a los  jóvenes dos cosas: valoren lo que hacen, por humilde que sea. Además, sepan que el Señor agenda todo lo que uno hace. Y en esa libreta cabe absolutamente toda la raza humana y hasta de otros planetas. Aunque usted no lo crea. De ripley. Y en esta, la fantástica dimensión desconocida, y des-cocida. La que tiene hilos infinitos de amor y paciencia. ¿O usted cree que no?.

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